PARÁBOLAS DE JESÚS


E. Sobre la humildad

Jesús en casa de un fariseo

Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:  —Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú.  Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre.  Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor.  Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Lucas 14:7-11





Parábola del fariseo y del recaudador de impuestos

A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola:  «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos.  El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos.  Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo.  En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo,
sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!  »Os digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Lucas 18:9-14